lunes, 13 de diciembre de 2010

Marta, contra las cuerdas

Y de repente, saltó el escándalo. Después de más de una década en la elite del atletismo mundial, depués de conseguir nueve medallas en las grandes competiciones, después de alcanzar seis récords de España, después de convertirse en el primer oro español en un Mundial desde que Abel Antón ganara la maratón de Sevilla en 1999, después de erigirse en uno de los mayores mitos del deporte nacional y en la bandera de una ciudad (Palencia), Marta Domínguez Azpeleta se ve salpicada en una gran operación contra el dopaje, siendo acusada de suministrar sustancias prohibidas a otros atletas. 

Yo soy de Palencia. Yo conozco personalmente a Marta Domínguez. Yo tengo un piso en la misma plaza donde está su domicilio, el mismo que fue registrado el pasado jueves durante cuatro horas por la Guardia Civil. Y yo, a día de hoy, sigo sin poder creer que nuestra Marta sea capaz de algo así. Me parece totalmente increíble. Si de un deportista me fiaba al 100%, si había uno del que estaba seguro de su honradez era ella. No se le está acusando de doparse (práctica que entre los deportistas es más común de lo que a todos nos gustaría, por desgracia) sino de traficar con sustancias prohibidas. De lucrarse con elllo. De algo que constituye un delito penado con años de prisión. Puede llegar a entenderse que la ambición, la soberbia, el afán de superación, la inconsciencia, etc. lleven a un deportista a abrazar las indeseables prácticas del dóping en un momento de su vida pero, ¿qué clase de persona es capaz de hacer negocio vendiendo drogas a sus compañeros?

Marta Domínguez celebrando uno de sus éxitos
Hoy Marta ha hablado por primera vez desde que saltara el escándalo. Ha asegurado que la Guardia Civil no encontró ninguna sustancia prohibida en su domicilio, ha proclamado su  inocencia y sostenido que jamás ha traficado con nadie. Bueno, pues ahora lo que toca es demostrar lo contrario. Porque en este país, TODO EL MUNDO ES INOCENTE HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO.

Lo que ha trascendido de la investigación (en lo que a la atleta se refiere) es que hay imágenes de ella  traficando, que presuntamente se le incautó una caja de medicamentos en el registro y que hay una conversación telefónica grabada en la que alguien le pregunta algo ininteligible y ella responde: "Ahora no tengo". Francamente, me parece que todo está aún muy poco claro, que lo mejor es callar y esperar antes de lanzarse a condenar sin pruebas. Es perfectamente entendible que, a la luz de los acontecimientos, mucha gente haya perdido la confianza en Marta y la haya demonizado, pero lo que no se puede permitir es el linchamiento mediático gratuito que muchos le han propinado, E igual de legítimo es mantener la fe en ella. Yo la mantengo. Miles de palentinos, que han sacado pancartas a los balcones apoyándola, también. Y cientos de miles de españoles.
En lo que seguro que todos coincidimos es en albergar el deseo de que finalmente se demuestre que la mejor atleta española de la historia no se lucró vendiendo sustancias dopantes a otros atletas. Ojalá sea así. Por el bien de Marta, del atletismo, del deporte y de España.

Por David Martínez García.

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