martes, 7 de diciembre de 2010

"Panorama" de la FIFA

Por muchas esperanzas que albergara la prensa española (altas esperanzas = mayores ventas), cualquier persona que tenga ciertas nociones sobre cómo funciona la arcaica FIFA podía intuir que los Mundiales de 2018 y 2022 acabarían en manos de Rusia y Catar, respectivamente. Nada nuevo bajo el sol en una organización que, como muchas de sus otras hermanas (el Comité Olímpico Internacional o la UEFA), se rige por el dinero. Lejos quedan los intereses deportivos. El año pasado, el COI elegía en Copenhague a Río de Janeiro sede de los Juegos Olímpicos de 2016. En su blog, el periodista Ramón Trecet despiezaba las razones de esa elección. La más importante, bajo mi punto de vista, era -y es- el acuerdo entre el grupo multimedia Globo y el COI, por el cuál Brasil pasó a ser el tercer mercado más importante para la institución presidida por Jacques Rogge. Nuevamente, dinero de por medio.

Turno ahora de la FIFA del venerable Joseph Blatter. No ha lugar hablar del discurso surrealista del surrealista Villar. Quizá le haya servido al presidente de la Real Federación Española de Fútbol para acotar los límites de su poder dentro del mayor órgano del fútbol a nivel mundial. Y éste es finito. Merece la pena adentrarse en los tejemanejes de la elección para el Mundial 2018. Y, para ello, es obligado visionar el programa "Panorama" de la BBC sobre la corrupción interna en el seno de la FIFA.


Ateniéndonos a lo que el periodista Andrew Jennings expone en esa media hora de documental, el dato más revelador es que Blatter conocía la existencia de sobornos a miembros de la FIFA desde hace trece años. No sólo eso, el legendario Joao Havelange, anterior presidente, recibió justo en 1997 un pago no justificado de un millón y medio de francos suizos (aproximadamente un millón de dólares). Es decir, ambos presidentes conocían y/o estaban al tanto del movimiento de dinero en su organización. Pero no hicieron nada al respecto. ¿Por qué?

Desvela el reportaje que la FIFA ha recibido aproximadamente unos cincuenta millones de libras en concepto de sobornos en los dos últimos años. Y ante las demandas a Blatter para que justifique ciento setenta y cinco pagos en este periodo, Blatter da la callada por respuesta. Lo malo no es ser consciente de que la FIFA es otra manzana podrida, sino ver que las mismas personas reinciden en el cobro de sobornos con total impunidad. Se habla de tres ejemplos: Nicolás Leoz, presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (tres pagos de doscientos mil dólares), Issa Hayatou, presidente de la Confederación Africana (cien mil francos), y el trinitense Jack Warner, presidente de la CONCACAF (ochenta y cuatro mil dólares gracias a la venta de entradas para el Mundial de 2010 en el mercado negro). Estos dos últimos son vicepresidentes del Comité Ejecutivo de la FIFA. Ninguno se ha atrevido a dar la cara y han negado toda acusación. Los tres, a priori, iban a votar a la candidatura inglesa del Mundial 2018. El príncipe Guillermo se reunió con Leoz la víspera de la votación. David Beckham hizo lo propio con Warner tiempo atrás.


Gran parte de los pagos proceden de una empresa radicada también en Suiza, la International Sports Leisure o ISL, un organismo que es considerado por muchos miembros de la FIFA como "un banco". Seis antiguos empleados fueron llevados ante los tribunales en 2001 por sospechas de sobornos. Pero aparte de los pagos personales, existen otras formas más sibilinas y difíciles de detectar. "Panorama" expone la existencia de pagos a empresas con sede en Liechtenstein, una de las cuales estaría vinculada al brasileño Ricardo Teixeira, al que acusan de haber cobrado casi diez millones de dólares.

Queda por explicar el supuesto pago de casi ochenta millones de dólares al presidente de la AFA, Julio Grondona, por parte de la ganadora Catar 2022. Un proyecto faraónico, que garantiza temperaturas primaverales en el interior de los estadios mientras el sol achicharra sus áridos desiertos en verano para después del mundial destruir parcialmente las impresionantes instalaciones. Se va al garete eso que en el argot institucional se conoce como "legado" y que tan importante parecía. Las limitaciones respecto al consumo de alcohol, las restrictivas legislaciones en materia de comportamiento público y el calor serán muy difíciles de soportar para los occidentales. No digamos la aclimatación para los futbolistas. Es recomendable echar un vistazo a estos dos artículos aquí adjuntos.

La justicia suiza parece que se ha decidido a investigar no sólo a la FIFA, sino también al COI y a la UEFA, multinacionales deportivas con sede en su país y que en ningún caso se mueven por la filantropía o la objetividad. El beneficio propio es más importante que las condiciones climáticas o sociales de un país. Ya lo dijo Quevedo: "poderoso caballero...".

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