jueves, 9 de diciembre de 2010

Despedir el año corriendo

Llega la Navidad. Y con ella las cenas de empresa, de amigos y de equipos. También es la hora de los polvorones, el turrón y el mazapán. Las doce uvas, las doce campanadas y previamente los cuartos nos están esperando. Papá Noel y los Tres Reyes Magos acuden por estas fechas con sus regalos. Ya vamos configurando la lista de los propósitos para el año nuevo, si ya no los teníamos pensados. Pero en medio de esta vorágine consumista, de comer y beber, al igual que de repartir besos y abrazos llega una de las carreras más célebres y bonitas del calendario y se hace esperar hasta el último día del año: la San Silvestre.
San Silvestre Toledana 2009/Foto Javier Pozo
Disputada en varias ciudades de la geografía española y del resto del mundo hay diferentes pruebas reconocidas por su fama y por su dureza. En ellas, los corredores rinden honores al Santo despidiendo el año combinando deporte con alegría. La San Silvestre Vallecana es una de las más famosas de España, pero no será a ella a la que me refiera en esta ocasión, sino a la Toledana.
La San Silvestre Toledana va camino de su treinta cumpleaños. Nació un treinta y uno de diciembre (como no podía ser de otro modo) de 1982. A partir de ahí y gracias a la colaboración de entidades, tanto públicas como privadas, y por supuesto de los atletas participantes se ha ido consolidando. La prueba ha ido cambiando a lo largo de su historia, las modificaciones más notable se han producido en cuanto al recorrido.
Se trata de una prueba preciosa de disputar, la mejor forma de despedir el año, donde la alegría de los distintos públicos situados a lo largo del recorrido van guiando al atleta para cumplir los poco más de 8 kilómetros que separan la salida y la meta. Pongo siempre por ejemplo la zona de las cervecerías en Toledo, donde la gente se amontona en una calle como si fuera un puerto de categoría especial del Tour, arropando a esos atletas.
El ambiente deportivo también está presente en las carreras previas a la prueba adulta, donde los niños corren una San Silvestre de distancia adaptada a su edad. Así, es bonito a contemplar como muchos padres acompañan de la mano a sus pequeños hijos para que crucen la línea de meta.
En cuanto a lo referente al ambiente festivo está garantizado. No solo es el público el encargado de organizar este aspecto, son también varios deportistas que con atuendos más propios de carnaval y también navideños salen dispuestos a correr y a pasárselo bien.
Una vez acabada esta carrera, si no hay ninguna lesión, la sensación es de felicidad y durante la larga noche que da entrada al nuevo año se pueden comentar unos y otros aspectos de la carrera.
En los días previos y posteriores sigue habiendo mucho tiempo para turrones, cenas y Reyes Magos.

Por Javi P.T.

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