lunes, 20 de diciembre de 2010

Piscinas de ilusión

Mireia Belmonte, "reina" de los mundiales de Dubai 2010
Nunca antes España había sumado un oro en un mundial de natación. Y de golpe, llegaron cuatro. Tres en forma de una ilusión de veinte años llamada Mireia Belmonte. El otro, el premio a la constancia y al trabajo de toda una carrera, lo trajo Erika Villaécija. Pero más allá del materialismo que supone cuantificar la actuación en función de medallas o puestos de honor, el mundial de Dubai ha traído el tan ansiado salto de calidad. El futuro, ya por sí ilusionante, ahora lo es más.

El trabajo desempeñado en el CAR de Sant Cugat sigue dando alegrías al deporte español, por mucha torpeza que el señor Lissavetzky demuestre en sus declaraciones. Por encima de los dos récords del sobresaliente Ryan Lochte, por encima del fin de los bañadores mágicos, está la progresión mental que ha llevado a Mireia Belmonte a rendir al nivel esperado tras el sabor amargo que dejó en los Juegos Olímpicos de Pekín y en los mundiales de Roma del año pasado. También es cierto, por otro lado, que nos estamos acostumbrado a pedir que deportistas cada vez más jóvenes sepan lidiar con traslados, cambios de entrenadores y que sepan llevarlo tan bien que compitan con nervios de acero a la hora de la verdad. La badalonesa emigró temporalmente a Madrid para luego regresar a su Barcelona natal. Dejó atrás al técnico australiano Michael Piper y ahora perfecciona su estilo a las órdenes del francés Frédéric Vergnoux, que lleva casi tres meses en el CN Sabadell en el que entrena Belmonte, y que viene avalado por haber dirigido a las selecciones francesa y británica. Ni la propia nadadora esperaba reencontrarse con sensaciones tan positivas tan pronto. Después de un par de años de polémicas, controversias y huidas de nadadores al extranjero, estos resultados, que continúan los éxitos cosechados en Roma, deben poner las bases para seguir trabajando en la misma línea. Clubes y Federación. Todos a una. 

Villaécija y Belmonte, "doblete" en el 800

Resultó espectacular ver cómo Mireia Belmonte se hacía en apenas una hora con dos oros, sobreponiéndose a la tensión para reaccionar con rapidez a la salida en el 200, que culminó con una remontada espectacular en el último 100, con unas dos últimas piscinas memorables. En el 400 estilos, tomó el mando a mitad de la prueba, remontando en el 100 de braza, y lo aguantó hasta el final con uñas y dientes. Récord de los campeonatos en ambas pruebas, rebajando en casi dos segundos la plusmarca anterior en esta última. Y lo mismo en el 200 mariposa, donde recogió los cadáveres de todas sus rivales en el último cincuenta para completar su particular triplete y coronarse como la indiscutible "reina de los campeonatos". Tuvo tiempo y fuerzas, además, para escoltar a la gran Erika Villaécija en el 800, sufriendo de lo lindo tras otra remontada, eso sí. Pero los elogios y los flashes eran, una vez más, para la barcelonesa. Veintiséis años, plena de veteranía y experiencia, la de mayor edad en la final del 800, y que con este oro, trabajadísimo, continúa su gran trabajo en las distancias largas, cuya culminación ha sido este cetro mundial en la piscina corta.  Lágrimas de éxito tras su victoria, Villaécija es un valor seguro, que siempre da lo mejor de sí mismo en las grandes competiciones y que seguirá dando alegrías mientras mantenga esa ilusión de niña. 

Dos medallas para el hispano-holandés Aschwin Wildeboer

También veterana, Mercedes Peris puso el colofón a la actuación de nuestras chicas en Dubai con un bronce en los 50 espalda, rebajando además su récord de España en casi una décima. El domingo se cerraban los mundiales con ocho medallas. La cuota masculina la puso otro valor seguro, Aschwin Wildeboer. Con Rafa Muñoz desbidujado, el barcelonés se colgó una plata -compartida con el chino Xiaolei Sun- y un bronce (este último tras la reclamación de la delegación francesa) en los 50 y 100 metros espalda, respectivamente. Una actuación fantástica que pudo haber tenido continuidad en el 200, donde finalmente acabó cuarto en el festival del americano Lochte, a tan solo cinco centésimas del bronce. Así las cosas, la delegación nacional acabó tercera en el medallero, tras Estados Unidos y Rusia, con un balance muy positivo que invita a seguir trabajando en esta línea de cara a los mundiales de Shanghai y con los Juegos de Londres en el punto de mira. 

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