Contador besa la maglia rosa de líder del Giro. Bettini |
Después de la más o menos previsible decepción que me supuso ver a Contador "atufado" en las inhumanas rampas del Muro de Huy, reconozco que disfruté como un enano el domingo con su victoria en el Etna. Su aceleración descomunal, siempre danzarín sobre la bici, estuvo a punto de levantarme del sofá. Tal era mi júbilo ante la ambición del ciclista madrileño.
Contador sabe que, mal que le pese, tiene fecha de caducidad. Antes del Tour se conocerá el veredicto del TAS sobre su positivo por clembuterol. Los argumentos son de sobra conocidos. Y no me gustaría ser uno de los tres miembros del tribunal suizo. El caso es delicado, no sólo por los fundamentos jurídicos, científicos y metafísicos de unos y otros, sino por el hecho de que su decisión, lo quieran o no, va a condicionar el devenir del ciclismo en el próximo lustro. Es sólo una intuición, pero me temo que al pinteño le espera un largo periodo a la sombra. Por ello, y aunque ello suponga ponerme una venda en los ojos, me congratulo de ver que sigue ganando con la autoridad de siempre, pero con una ambición exacerbada. Esa rabia hará aún más vívidos los recuerdos de sus victorias de este 2010.
De momento, le tenemos de maglia rosa del Giro de Italia, y tras rendir pleitesía a Vulcano en su propia casa, lo que ha conseguido es infundir un temor tal en sus rivales que algunos reconocen, sin tapujos, su superioridad. Y eso que quedan dos semanas de carrera. El mismo Contador ha declarado que espera con ansia las etapas del próximo fin de semana. Ese tríptico viernes-sábado-domingo en el que, si decide echar todas sus cartas sobre la mesa, puede poner patas arriba el mundo la ronda italiana, engrandeciendo su leyenda y mitificando el ciclismo. Pero, ojo, sus rivales no son mancos. Temo muy mucho que Nibali tense el ritmo en el descenso del Monte Crostis, una bajada que se le puede atragantar a más de un favorito y que infunde respeto por los barrancos a los que se asoma la carretera. Espero que los ciclistas del Androni-Giocattoli se muevan desde lejos. Por encima de todo, espero seguir viendo corredores valientes, que lo intentan y no conservan, que si ven una oportunidad luchan por alcanzarla. El recorrido del Giro ofrece argumentos de sobra para ello, y la presencia de Alberto Contador, sus ganas y su talento, es el mejor activo para que podamos cantar nuevas victorias españolas. Ya llevamos tres -Vicioso, Ventoso y el propio Contador-. Y queremos más.
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