lunes, 14 de febrero de 2011

Un invitado de última hora amarga al Madrid


Alan Anderson (19 puntos) acabó con la resistencia del conjunto de Ettore Messina que acabó sucumbiendo ante el mejor equipo de Europa. El 68-60 final permite al Barcelona igualar al Real Madrid como el club más laureado en la Copa del Rey con 22 títulos.


Después de perder once de los últimos doce partidos frente al Barcelona, al Real Madrid le quedan pocos consuelos a los que agarrarse, pero uno de ellos es que esta vez los jugadores blancos plantaron cara al eterno rival. Esta vez hubo partido, algo que no ocurría desde hacía demasiado tiempo. No tenemos más que remontarnos al último enfrentamiento en ACB, el pasado mes de diciembre, para confirmar esa tendencia. Ese día en el Palau los azulgranas infligieron a su rival un parcial inicial de 22-5, que dejó el partido sentenciado.

Esta vez Messina dio la sensación de haber encontrado la manera de jugarle al Barça, para al menos provocarle sudores fríos antes de cosechar la victoria. Ya era hora, porque en año y medio el catanés ha tenido suficientes oportunidades para estudiar el juego de su rival. Aún así el técnico madridista comete el error de confiarlo todo a la defensa, olvidándose de cómo atacar a un equipo que también defiende a un nivel altísimo. Dejar al equipo de Xavi Pascual en 68 puntos tiene un mérito extraordinario, pero de poco vale cuando tu equipo no es capaz de superar los 60.

La defensa blanca fue capaz de secar a Navarro, dejándole en 7 puntos con malos porcentajes de tiro y -1 de valoración. La arriesgada novedad ideada por Messina de colocar a Prigioni como defensor del genial escolta salió perfecta, en ese apartado también merece una mención especial la defensa de Tucker. Ricky Rubio tampoco tuvo su mejor día y se quedó en 1 punto y -1 de valoración. Es decir, los dos grandes referentes azulgranas se quedaron en valoración negativa, lo que enaltece la gran labor defensiva llevada a cabo por los blancos.

Pero a la hora de atacar los problemas madridistas se manifestaban de manera alarmante. Falta de confianza, de liderazgo, de claridad y dudas, muchas dudas, era lo que ofrecían los jugadores blancos cuando llegaban a la zona azulgrana. Cuando la confianza en Tomic rozaba mínimos históricos, el croata volvió a recordar al jugador que puede y debe llegar a ser. A él se agarró el Madrid durante la primera parte, el pívot siempre sacó algo positivo cuando sus compañeros le buscaron en el poste bajo. Aunque a tenor de los escasos 2 contra 1 que sufrió el ‘5’ blanco, dio la sensación de que era un riesgo controlado por Xavi Pascual.


Un protagonista inesperado



El problema de frenar a un francotirador como Navarro, es que si no es él, pues será otro, porque el Barça tiene armas de sobra para superar cualquier contratiempo. Sin Navarro y Ricky, fueron Anderson y Sada los encargados de asumir la responsabilidad y acabar con las esperanzas madridistas. El alero americano, que llegó de puntillas a Barcelona como sustituto de Mickeal (bestia negra de los blancos) y que estuvo a punto de no disputar la Copa del Rey por la recuperación del mismo, se puso el disfraz de verdugo y destrozó al Madrid firmando un partidazo. El pasado año, Anderson ya se encargó de ajusticiar a los de Messina cuando militaba en las filas de Maccabi de Tel-Aviv, sumando 20 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 4 robos para irse hasta los ¡40 de valoración! Queda claro que el americano le tiene tomada la medida al Madrid.

Como el Barça cuenta con 12 jugadores superlativos que en cualquier otro equipo serían los líderes, pues a ninguno le tiembla la mano cuando llega la hora de la verdad. Esta vez fueron los triples de Lorbek en el tercer cuarto los que dejaron muy tocado al Real Madrid, pero igual que fue el esloveno podrían haber sido Lakovic, Fran Vázquez, Ingles, N’Dong o Morris, cuyos triples también ayudaron a que los jugadores blancos se dieran cuenta de que tendrán que esperar un poco más, para poder decir que ellos derrotaron al mejor equipo de Europa.

Por Roberto C. Rascón. @rcrascon

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